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2022-11-14 14:32:31 By : Ms. Mia Hou

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La cita de Josep (62) y Montse (60) tenía todo los ingredientes para prosperar. Y es que el flechazo entre ambos surgió incluso antes de verse las caras. De hecho, no ha sido la complicidad (o la falta de ella), sino una incompatibilidad inesperada, la que ha truncado el final feliz de los dos comensales al final de la velada en el restaurante del amor de ‘First Dates’.

Josep (62) es pastelero, reside en Tarragona y acudía al programa de citas de Cuatro sin demasiadas exigencias en cuanto a su pareja. Aparte de la siempre recurrente simpatía, el comensal solo pedía que la posible compañera de vida compartiera con él su gran pasión: viajar en autocaravana. Conocer el mundo con la casa a cuestas, señaló, «da mucha libertad; lo mismo puedes acampar en una montaña, que en una playa, que en un pueblo de 50 habitantes».

Como toda una declaración de intenciones, llegó a ‘First Dates’ con un detalle para entregarle a su cita. Se trataba de una autocaravana en miniatura, un regalo que Montse recibió entusiasmada, a la par que sumamente emocionada. Por algo, al igual que Josep, ella también buscaba un hombre que la acompañara en sus viajes. «¡Me muero, qué ilusión! Quiero que sea autocaravanista, es mi pasión. Después de mis tres hijos, para mí es lo más importante. He llegado a llorar porque echaba de menos la autocaravana, con eso te lo digo todo».

«Cuando lo he visto, he pensado: ’lo han conseguido’. Y este es mío ya», agregaba, entre risas, frente a las cámaras.

Durante la cena han charlado efusivamente sobre el estilo de vida que comparte. La barcelonesa le contó a su cita que empezó a viajar de esa manera gracias a su ex, pues la llevaba en su furgoneta Camper. Después cambió la emblemática furgoneta por una autocaravana. «Era subirme y me convertía en la tía más feliz del mundo. Lo pasé muy mal cuando rompimos; pero no por él, sino por la autocaravana», aclaró.

También ha puesto a prueba los conocimientos de Josep sobre la logística de viajar con una casa rodante, un examen que el tarraconense pasó con éxito.

Todo iba de maravilla hasta que se han puesto a planear cuándo podrían emprender una aventura juntos; ella prefiere el verano, mientras que él considera que la aventura se vive mejor durante el resto del año. En ese momento a Montse se le ha «cortado el rollo».

Por eso, aunque Josep quería seguir conociéndola, la catalana dio la relación por imposible. «Me ha gustado mucho, pero yo trabajo todo el año y cuando llega el verano quiero disfrutar», sentenció, aunque intentando suavizar las calabazas. «Me sabe muy mal, porque creo que hubiera hecho un buen negocio con él».

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